Chica (futura mujer :-)), madre, fotógrafa frustrada, separada, hermana, amiga, trabajadora y pésima ama de casa. Adoro hacer punto, y pasarme horas en el ordenador, casi siempre sin dejar huella de mis visitas. Amo instagram, tumblr, y ver fotos de parejas enamoradas. Vivo en la montaña sin conexión a Internet, así que mis visitas serán escasas. Adoro twitter. Me encanta escribir. Y voy al gimnasio. Y nunca, nunca, estaré lo suficientemente delgada.
Por favor, no confundir a la escritora con la narradora.
Gracias.
¿Nos leemos, sí?

lunes, 24 de septiembre de 2012

SATISFACTION

Es increíble pensar que hace unos meses no tenía nada absolutamente que hacer y que ahora esté tan ocupada... y que me guste tanto.
Me levanto a las 6:30h. y empiezo a trabajar a las 7:30h. 
A las 9:45h. ya estoy en el gimnasio, y hago una o dos clases, depende del día.
A las 13:00h. recojo a mis hijos a mi sobrina del cole y me los llevo a comer a casa.
A las 16:30h. ya estamos todos en el coche, rumbo al polideportivo del pueblo vecino.
De 17:00h. a 20:00h. estoy liada mirando a uno en fútbol, a otro en tenis, y más tarde, en baloncesto.
A las 20:30h. ellos hacen los deberes mientras yo hago la cena y la comida para el día siguiente.
Los sábados no creáis que descanso, a las 9:00h. ya tenemos partidillo... y ahí estoy yo como una loca animando a mis hijos, faltaría más.
Los domingos suelo llevar a mis hijos con la familia de su padre, y siempre quedo con ellos sobre las 10:45h. así que tengo que salir de casa con los niños ya duchados, vestidos, etc. a eso de las 10:15h.

Y como decía al principio, es ahora, cuando no tengo ni un minuto de tiempo libre (a no ser que lo quite de sueño) cuando mejor me siento, cuando más energía tengo, y cuando más estoy disfrutando... nunca me había sentido tan bien ejerciendo de madre, de trabajadora, y de ama de casa a la vez.



Ya sé que no soy la única que hace todo esto, pero para mí, es todo un logro, y me doy por satisfecha.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿QUÉ LES GUSTA A LAS MUJERES?

No dejo de leer en revistas de las que se consideran "femeninas" esta pregunta. ¿Qué les gusta, realmente, a las mujeres? Y yo, como mujer, encuentro que las respuestas son más que equivocadas. Bueno, está claro que a todas nos gustan que "nos hagan el amor"... pero es que para mí esa pregunta tiene mucho más que solo sexo, o amor.
Personalmente... ¿qué me gusta a mí, realmente?
Disfruto muchísimo la soledad de la montaña, y estar acompañada de mi mp3.
Disfruto cenando en casa de unos amigos y tomar una buena cerveza y un mojito.
Disfruto besando.
Disfruto mandando cartas, y más aún cuando recibo otras.
Disfruto cuando me doy un baño desnuda.
Disfruto cuando leo vuestros comentarios en el blog.
Disfruto cuando como un helado. 
Disfruto recordando viejos tiempos, e incluso echando de menos.
Disfruto yendo a "La Casa del Libro" y viendo todo lo que allí tienen.
Disfruto cuando me llega un SMS, o un whassap que espero. 
Disfruto cuando veo que anochece.
Disfruto estando acostada sin tener nada que hacer.
Disfruto paseando por la arena de la playa, y más todavía si llueve.
Disfruto jugando con mi sobrino...
intento disfrutar de la vida.





En fin, que no todo va a ser echar un polvo, ¿no?

viernes, 7 de septiembre de 2012

CON QUÉ DERECHO

Todos los miércoles íbamos a su facultad por la mañana, comíamos con sus amigos/compañeros e íbamos a la mía por la tarde. Mientras él estaba en clase yo estaba en la sala de lectura entreteniéndome con el pc la mayoría de veces, la minoría, estudiaba.  Por la tarde, él me esperaba a mí en la biblioteca, incluso entraba a algunas clases conmigo... eso me volvía loca de amor.


Uno de esos miércoles fuimos a comer a los 100 montaditos. Imagino que todos sabéis que los miércoles es, allí, el día de los universitarios por excelencia, ya que todo está a 1 euro. Te permite comer (y sobre todo beber) barato.


Ese miércoles, como todos, el restaurante estaba llenísimo y éramos bastantes, así que fuimos juntando mesas y taburetes y pidiendo cada uno a su bola, de una manera algo desordenada. A él le tocó sentarse al lado de su amiga Vanessa y yo me senté justo enfrente de ella.

Inciso: Yo siempre había creído que Vanessa iba detrás de él... aunque en verdad, creía que todas estaban enamoradas de él, y no me sentía para nada celosa. Me sentía orgullosa de que todas se enamoraran de mi chico y que él fuera "mio".


Vanessa cogió un par de patatas (si no recuerdo mal) de la bandeja de él, y no sé que pasó, el caso es que, de repente los dos se pusieron a reir... y yo miré a toda la mesa. Seríamos unos doce o trece... y, lo vi claro: le estaba jodiendo la vida:

¿Que pinto yo, con 32 años, en esta mesa, si todos, menos él, tienen no llega a 25?
¿Qué derecho tenía yo, de estar allí, si no era ni amiga y ni siquiera compañera?
¿Qué derecho tenía de convertirle en padrastro?
¿Que derecho tenía a que su primera mujer fuera una divorciada?
¿Qué pasaría si un día enfermo y no pudiera llevar a mis hijos al cole, los llevaría él? ¿Tenía derecho a obligarle a eso?
¿Que derecho tenía de ir a su casa, conocer a su madre, hermanos y sobrinos, si en mi casa le tienen la entrada prohibida?
No fue fácil, y aún me duele, pero por su bien... ahora es libre.


Y es que... para salvarte solo pude hacerme odiar.



miércoles, 5 de septiembre de 2012

NO TE OLVIDO


-Gracias-te dije.
-No hay de qué.
Y ahí estaba yo, como una tonta a tu lado, en la estación del Norte, esperando a que me dijeras hacia adonde ir.


-Tomemos primero un desayuno.


A mis 30 años era la primera vez que iba a hacer un viaje – de poco más de una hora, eso sí, pero viaje al fin y al cabo-  en tren, y me impresionaba que fuera contigo, porque hacía apenas un mes, ni siquiera te había visto la cara.
Desayunamos y cuando llegó el tren fuimos de los primeros en tomar asiento. Me dio algo de pena que no quisieras sentarte a mi lado, y que te pusieras enfrente, porque yo había imaginado que podría apoyarme en tu hombro y hundir mi nariz en tu cuello, y que tendríamos las manos enlazadas, y que nos besaríamos durante todo el viaje, aunque a decir verdad, sabía que no iba a ser así. Te conocía poco, pero sabía que no eras de los que acostumbran a hacer o a recibir carantoñas, y menos aún en un lugar con gente.
Recuerdo cómo ibas explicándome lo que tú solías hacer cuando hacías este viaje, antaño muy a menudo. Dónde te sentabas, qué solías leer en el trayecto y cuánto te gustaba estar solo en el vagón. ¿Ves cómo sí te escuchaba?
Cuando el tren se introdujo debajo de la tierra, tú seguiste con tus gafas de sol puestas, y me dijiste que yo era de las “raras” que se iban quitando y poniendo las gafas, según si el tren estaba en la superficie o debajo de ella. No pude hacer más que reírme.




La noche anterior habíamos dormido poco o nada. Recuerdo como si fuera ahora, que fue la primera vez que te entretuviste en mis pechos. Recuerdo cómo los lamiste, chupaste, besaste y mordiste. Recuerdo que casi muero de placer.


No puedo acordarme de qué hablamos durante el viaje. Imagino que, como siempre: música, cine, religión, política... y el mundo blogger. Nos encantaba hablar de él. Al fin y al cabo, gracias a él estábamos juntos ¿no?
Sé que me levante de mi asiento tres o cuatro veces para besarte, pero eran besos rápidos.
 La verdad, es que tenía algo de miedo a cómo pudieras actuar, no sabía si te gustaría besarte conmigo cuando había gente mirando... aunque solo fuera una anciana con un bebé que olía a caca.
Cuando llegamos a destino, teníamos que esperar a que vinieran a recogerme. Así que decidimos tomar, de nuevo, otro desayuno. Si alguien hubiera reparado en nosotros, ¿sabes qué creo que habría dicho? “mira esos dos tontos, otros que caen en las garras del amor, otros dos enamorados”. Y lo peor, es que hubiese tenido razón.

 Recuerdo que, después de desayunar, y estar en esa cafetería un par de horas, llegó la hora de despedirnos. Y recuerdo que me besaste en la calle. TÚ A MÍ. Me encanto la sensación y aún siento esas mariposas en el estomago cada vez que me acuerdo.









Prometiste mandarme un sms, y no tardaste en hacerlo :”Nena, no sé que me has hecho, solo sé que quiero estar siempre contigo”.


Y al leerlo, me puse a llorar, porque, me decías eso y, sin embargo, no te creía. 























lunes, 3 de septiembre de 2012

PREMIO-MEME

Bueno, y aquí estamos inagurando Septiembre con un premio-meme entregado por la guapísima Alter ego (si no la conocéis hacedle una visita, porque es una tía divertidísima). 
Los que ya me leíais anteriormente, siendo yo Danygirl, sabéis que me encanta esto de hacer memes, y este premio viene unido a contar siete cosas de mí. Vosotros, ya lo sabéis todo de mí (o todo lo que pueda saberse) así que imagino que me repetiré en algunas cosas.
Aquí está el premio:


Y aquí el meme:

1. Soy mamá de dos niños, pero después de 10 años de matrimonio me separé del padre de mis hijos. De todos modos, tenemos una relación excepcional, comemos y cenamos juntos, salimos por ahí, etc... eso sí, luego cada uno a su casa, y Dios en la de todos.

2. Me encantan las fotografías de parejas moñas. Sí, sí... a mí que me va tanto el sexo, y sin embargo, las fotos de parejas enamoradas me emocionan, por lo que puedo tirarme horas y horas viendo fotos en Tumblr.

3. Soy una persona muy, muy rutinaria. Tanto que, deseo que llegue Octubre, para que los nenes vuelvan a su horario escolar normal, y volver a la vida que me gusta... a la rutina, al fin y al cabo.

4. Me gusta mucho escribir. Pero me refiero a la acción de escribir. Soy capaz de coger un boli y una libreta, cualquier libro y empezar a copiar, cuando no tengo nada que hacer. Es algo que me relaja. A veces, lo hago cuando estoy ansiosa y, escribo tanto, que al final me duele hasta la muñeca.

5. Tengo una lesión crónica, y dos enfermedades crónicas, además de las horribles alergias. Vivir con una persona que sea enferma crónica es algo muy duro, así que doy las gracias desde aquí a mi familia y a todos los que me aguantan por su enorme paciencia.

6. Echo de menos a alguien. Mucho. Alguien que me recordó cosas, alguien a quien amo, alguien a quien dejé, alguien que no olvidaré nunca.

7. Soy fan de las redes sociales. Ahora me paseo mucho por twitter e Instagram. 

Y poco más puedo deciros.
Espero que el mes de Septiembre os venga con cosas buenas!!!

sábado, 1 de septiembre de 2012

SEXO, PERO NO AMOR


Quedamos en mi casa.

Él trajo una botella de vino y maría,   yo puse la cena , las cervezas y la cama.

La noche empezó con nervios. Según él, era la primera vez que hacía algo así, y para mí también era algo nuevo. Ninguno de los dos quería amor ni nada de eso… solo queríamos hablar primero y follar después. 
Era bastante simple la cosa.
Esa noche había luna llena. Lo recuerdo muy bien porque estuvimos hablando mientras nos iluminaba. Yo apagué todas las luces porque en realidad me sentía algo incómoda y no quería que él lo viera.

Empezamos como se suele empezar casi siempre… caricias. Empezó acariciándome el pelo, y a partir de ahí, todo fue rodado. Del pelo al hombro, del hombro a acercarme a su boca, de ahí a que se rozaran nuestras lenguas. No esperaba que fuera tan excitante como lo fue. Me subí a horcajadas encima de él,



y me quité la camiseta… él se entretuvo con mis pechos y no tardó en pedirme que fuéramos a la cama.



En la habitación fue todo un poco lento para mi gusto. Él se entretenía demasiado en cosas que para mí no tenían gracia ninguna pero, yo intentaba pensar poco y dejarme llevar.


No fue el polvo de mi vida… pero se pudo aguantar, y tanto él como yo nos deshicimos de esas ganas que teníamos de hablar primero y follar después.
Dormimos en la misma cama, yo desnuda como siempre, y él, desnudo, como nunca hacía. 
A las 6 sonó su despertador. Me levanté enrollada en una manta y le hice un poco de café. Se lo bebió y se fue.
Y aquí vino el problema. Me sentí sucia. Me fui a la ducha llorando como una tonta, pero mientras caía el agua caliente en mi cabeza, pensé que todo había estado bien. El trato era, hablar primero y follar después, y es lo que habíamos hecho... lo que no me gustó es que se fuera. Así que decidí que lo volvería a hacer, con otro hombre, y en otro lugar en el que, la que  pudiera desaparecer en mitad de la noche (o cuando quisiera) fuera yo.




Desde entonces, no lo he vuelto a ver, ni ganas tengo tampoco… pero mi vida cambió esa noche, porque entendí que puede existir sexo sin amor.