Chica (futura mujer :-)), madre, fotógrafa frustrada, separada, hermana, amiga, trabajadora y pésima ama de casa. Adoro hacer punto, y pasarme horas en el ordenador, casi siempre sin dejar huella de mis visitas. Amo instagram, tumblr, y ver fotos de parejas enamoradas. Vivo en la montaña sin conexión a Internet, así que mis visitas serán escasas. Adoro twitter. Me encanta escribir. Y voy al gimnasio. Y nunca, nunca, estaré lo suficientemente delgada.
Por favor, no confundir a la escritora con la narradora.
Gracias.
¿Nos leemos, sí?

miércoles, 26 de marzo de 2014

¿LO IMPOSIBLE SOLO TARDA UN POCO MÁS? PUES NO, LO IMPOSIBLE NO ES POSIBLE.

Aunque nunca he sido de jugar con muñecas, ni siquiera de jugar con niñas, siempre he sido muy "madraza"... y no, no es que me lo diga yo a mí misma, que también, es que lo decía (y lo dice) todo el mundo. Siempre se me ha caído la baba con los bebés, también cuando son un poco más mayores, pero de tan "madraza" que soy, me paso la vida sufriendo.


Recuerdo que cuando tuve fecha de boda, todo el mundo decía que mis hijos llegarían pronto porque yo siempre decía que quería tener 6 hijos. Sí, como lo leéis, SEIS hijos. Era algo que quería que sucediera. Yo me he criado con un hermano 6 años mayor, y una hermana 5 años pequeña, así que yo quería una gran familia, de seis hijos, y  muy seguidos. Ese era mi plan, y el que fue mi marido, estaba de acuerdo.

Me casé y mi primer hijo nació dos años después. Dos años más tarde volví a quedarme embarazada... pero tuve un aborto, y fue una experiencia que, a mi entonces marido y a mí, nos separó del todo.  Dos años más tarde tuve mi segundo hijo, el que me salvó la vida.


Más tarde advirtieron a mi padre que tenía una "enfermedad" que podía transmitir a sus descendientes que fueran mujeres y que podía provocar abortos en ellas. Gracias Señor Doctor que conoce a toda la familia desde hace 30 años, pero mi hermana y yo ya hemos pasado por eso. Gracias por avisar con tantos años de retraso... cabrón.

Desde hace aproximadamente 4 años, he querido volver a ser madre, a pesar de estar separada del padre de mis hijos. De hecho, hubo una ocasión en que le pedí, que volviéramos a ser padres juntos, ya que era algo que al menos, sabíamos hacer bien, que ya que no íbamos a tener 6, al menos tuviéramos 4. Me dijo que le gustaría tener más hijos pero no si estábamos separados... así que nada.

Vale, después de todo este discurso, viene la noticia... Se acabó la posibilidad de ser madre para mí. Después de tanto insistir, después de ponerme como fecha límite hasta los 35 años para volver a tener un ser vivo en mi interior, después de darme una tregua y pensar que hasta los 37, después de pensar que sería injusto que si mi pareja no tiene hijos yo no los tuviera porque tengo ya dos, después de querer formar una familia numerosa, después de creer que es AHORA cuando realmente estoy preparada para ser madre, de repente, vas al médico y te dice que no. Que ya no puedes. 

Ahora es cuando te das cuenta de que esa noticia, esa que llevas esperando desde siempre y que creías que, en realidad, nunca iba a llegar, ha llegado... demasiado pronto. Siempre es demasiado pronto para que te digan que algo, cualquier cosa, te va a resultar imposible, y más aún cuando llevas años pensando en que lo harías.

Ahora mismo me puedo comparar a un corredor que lleva años preparando una carrera, y justo, unos meses antes de su carrera tan ansiada, después de haber llorado de impotencia, haber rogado que todo saliera bien, y haberse preparado a conciencia, el médico le dice que no puede correr, porque se le va a romper una pierna. Tiene una fractura que se convertirá en rotura en breve, y aunque se opere, nunca podrá volver a andar bien... pues eso. Algo parecido, creo.

En fin, perdonad el discurso. Tenía que soltarlo en algún sitio.

sábado, 15 de marzo de 2014

MI PARACAIDAS

No olvido el paso del tiempo... casi 4 años, llenos de magia, de mariposas en el estómago casi a diario, de noches sin dormir, de ojos bañados en lágrimas de alegría, de siempre decir aquello de "contigo ni frío, ni hambre, ni miedo"... y era verdad.
Besos con el alma en los labios, de posturas en la cama, de practicar sexo, de bañeras llenas de nosotros, de suelos llenos de corazones, de películas con pipas... hasta que se acabaron las películas, y también las pipas.
Días de compartir, pero con la agridulce sensación de que no compartíamos del todo. Días de pensar que eras mío, y a la vez de todas,  todas aquellas mujeres, de todas aquellas nacionalidades, de tu pasado.
Días de cosquillas acostados en el sofá azul, días que acababan con un doloroso portazo, días de no aprender... nunca aprendimos. Ni supe darte lo que necesitabas, ni supiste amarme como yo quería.
Por aquellos días en los que las horas de chat eran ilimitadas, por las llamadas de teléfono que duraban horas, por tu voz, que cuando era serena me hacía soñar. 
Tu voz.
Tu voz.
Porque me comía los pelos de tu barba, porque algún día me preparaste spaguetti carbonara, y porque comimos muchas pizzas, y muchos sandwichs, y bebimos mucho zumo, y mucha coca cola, por aquellos días...
Por aquellos días en los que la convivencia era lo más parecido a lo que yo quería, porque teníamos piscina y jugábamos en ella, porque tenía coche y garaje, y porque a veces, y a pesar de que yo misma lo he negado miles de veces, las cosas materiales nos hacen vivir otra vida, incluso en nuestra imaginación.
Porque supe lo que quería decir dar amor de una manera desinteresada, porque creo que aprendí a querer, pero también es verdad que no llegué a sentirme "la chica de la película". 

Y aunque nos empeñamos en pensar en que todo seguiría siendo igual, el caso es que creo que, el irme de allí, fue una caída desde la cima hasta el suelo, una caída inevitable.




Total, yo solo quería miradas llenas de admiración, alguien que me acompañara al médico, y un paracaídas.

martes, 11 de marzo de 2014

IGUAL, UN DÍA, LO CONSIGO

Tenía un profesor, cuando yo iba a la EGB, que no dejaba que nos enfadáramos por haber sacado malas notas en su asignatura. Él siempre decía "en vez de enfadarte, sé productivo, estudia tanto para que, en el siguiente examen, tu nota tenga que ser un 10. Entonces, si no te lo pongo... podrás enfadarte con motivo".




Hay veces que no nos esforzamos lo suficiente por conseguir aquello que queremos.
 Aquí me tenéis como prueba... llevo unos tres años queriendo adelgazar 10 kilos, consigo estar a dieta 1 semana, lo llevo perfectamente, adelgazo 1 kg. y pienso "esta vez sí, esta vez lo logro", y entonces empiezo a comer de nuevo, como una loca compulsiva, chocolate, lacasitos, bocadillos, y todo lo que más engorda... hasta la próxima semana. 
La mayoría de gente me dice que no me hace falta adelgazar y yo lo que escucho es "bla bla bla", nadie, NADIE, sabe cómo me siento yo estando así, ni cómo me sentiría si consiguiera adelgazar esos 10-13 kilos que quiero (necesito) adelgazar.

Con esto quiero decir que tengo tus mismos defectos, y probablemente, el mismo número de virtudes también... pero esto no significa que todo pueda salir bien, porque simplemente, no está saliendo bien. Nunca he conseguido la perfección ansiada por mí, ni lo que más quería, el ser perfecta para ti, pero no lo era desde el primer día.

Vamos a destiempo. 



Yo cuando quiero algo lo quiero ya. Tú te puedes conformar con lo que tienes. 
Yo necesito mucho, probablemente demasiado para ser feliz. Tú lo eres tal y como eres.
A ti te atan pocas cosas. A mí me atan demasiadas.
Yo madrugo. Tú trasnochas.
Yo odio la oscuridad, le tengo miedo. Tu odias la luz.
No sé estar encerrada, me ahogo. No sabes estar despejado, te sientes desnudo.
Yo me perfumo para dormir, tú no lo haces ni para pasar el día.
Yo duermo desnuda, tú lo haces totalmente vestido...
Y tanto tú como yo sabemos, que esta lista sería eterna.

No son manías, no son trastornos, no es que no se quiera, ni siquiera es que no se pueda, es que no se ha intentado. Nos hemos conformado con estar así, y así estamos... no bien, no mal, pero así... y eso es lo peor, el conformismo. 
Sacar un 5 en un examen y, como es suficiente, quedarnos contentos. No. 
Adelgazar 1 kg. en una semana pero volverlo a engordar la siguiente. No. 
Debemos sacar un 10. Tú por tu lado. Yo por el mío. Y quizá, tan solo quizá, cuando veamos que los dos somos autosuficientes, cuando seamos capaces de tener esa fuerza de voluntad en la que nos demos cuenta de que podemos hacer lo que realmente queremos, cuando puedas y quieras vivir solo y lo logres, y cuando yo pueda y quiera adelgazar esos 10 kilos y lo logre, entonces, solo entonces, ni yo tenga miedo a la oscuridad, ni tú tengas que apagar las luces sin lavarte las manos.




domingo, 9 de marzo de 2014

PASO A PASO

Hay veces que la vida, o ya no la vida, sino tu propia cabeza, da un giro a tus planes... y pasa algo que nunca había pensado que pasaría.
De repente te pones a pensar, y todo el futuro que habías planeado, no tiene sentido, no existe, era un bulo, una mentira, algo que parecía, pero no...
Miras dentro de tu mente y te autoconvences de que sí... de que si te lo propones se puede, de que solo se necesita  querer para poder, pero no...
Donde antes veías arcoiris ahora se ve algo oscuro. Donde se veían flores ahora se ve humo. Donde se veía sexo, amor y rock and roll, ahora solo se ve una película muda, sin sexo, sin amor y rutinaria... como todas.
Donde te veías dando la vuelta al mundo, ahora te ves sin vivienda. Donde antes te veías poniendo candados en un puente sobre un río, ahora descubres que hay otras cosas que te encadenan. Donde antes se veían claros, ahora se ven nubes... y no ves nada más que un color negro.
Ves que todo se derrumba, ves que no has logrado avanzar, que aún estás en la linea de salida, y ves como todos los demás corredores avanzan, muy muy rápido, pero tú te quedas ahí, estancada, sin poder dar un paso adelante, y solo pudiendo andar hacia atrás.
Ves como eres el sol en un día nublado... no puedes salir por más que lo intentes, porque esas nubes se interponen en tus rayos. Tus rayos... que se han esforzado por ablandar corazones, por hacer sonreír a labios marchitos, por abrazar estatuas, por derretir el hielo.


Impotencia, tristeza, dolor, angustia... pero con fuerza, hay que andar... paso a paso, poco a poco, esta vez como las tortugas, despacio, teniendo el futuro en mente, no venirse abajo, y nunca, nunca más, andar hacia atrás.