Me preguntó anoche mi querida y lejana amiga si ahora mismo soy feliz.
No me ha hecho falta pensar mucho la respuesta... SOY FELIZ.
Después de pasar unos meses algo locos, decidí que por el bien de mi cabeza y mi cuerpo ya era hora de dejar de trabajar. Así lo hice unos días antes del comienzo de agosto... y creo que no he tomado decisión más acertada. Tener un trabajo de 24 horas diarias (y mal pagado) te limita la vida, y ahora estoy haciendo, aprendiendo demasiadas cosas como para dedicarme únicamente a trabajar.
Como ya sabéis por mis anteriores posts, siento algo por alguien. Es curioso porque es un "alguien" para nada parecido a lo que yo buscaba, sin embargo con él he aprendido a ser libre. A conocer otros ambientes por los que nunca me había movido, a saber ver la belleza en lo bello que nos rodea. Con él soy libre, porque esa ha sido la decisión de ambos: estar juntos cuando queramos, estar revueltos cuando queramos, pero sin ninguna atadura... no somos pareja, ni novios, ni creo que amigos. Simplemente estamos ahí, él para cuando le necesito, yo para cuando me necesite.
Fue él el que propuso que dejáramos lo nuestro "fluir" de una manera natural. Sin forzar el vernos, sin hacer planes demasiado anticipados. Al principio, no entendí nada... intenté alejarle de mí porque para mí eso no era una relación normal, él volvió una y mil veces, tantas como las veces que yo le decía que no me llamara, que no nos viéramos, que quedáramos con otras personas. Él insistía en que no, que no era eso lo que proponía, que aunque nos quisiéramos, en esta vida no hay nada "normal" y que lo normal es lo que cada uno quiere que sea... y TENÍA RAZÓN.
Es genial ver, como poco a poco, todo va "fluyendo" (palabra que odié porque no entendía).
Él se va dejando llevar, a pesar de sus miedos, conozco más de él de lo que él conocerá de mí.
Voy viendo detalles que sí hace y dejo de lado los que me gustaría que hiciera. Estoy aprendiendo a no ver el amor como nos lo dibujan en las películas. No siempre él tiene que decir "te quiero" ni tiene porque darme los buenos días. Lo hace cuando le apetece... y curiosamente, lo hace a diario. Me fijo en eso.
Estoy descubriendo con él todo lo que había querido descubrir. Estar a solas pero junto a él. Estar juntos y no aprovechar para tener sexo, sino para vivir. Ir a una charca con agua, mojarse los pies, y estar simplemente mirando el cielo, escuchando los pájaros y las chicharras, viendo crecer las flores, es ahora mismo mi plan favorito para pasar un día entero.
No le molesta que nos hagamos fotos juntos. No le molesta ir de compras conmigo. No le molesta estar con mis hijos o que yo pase más horas con su hija que con él mismo. No me deja que me ocupe de las tareas de su casa a pesar de que paso allí varios días. No me deja que le lleve en coche... son estas cosas las que me matan de amor. Son estas cosas las que me hacen feliz.
Aprender a estar a gusto con él es una de las cosas que más me ha costado... por que le quiero.
Le quiero, y lo mejor es que noto que, a su modo, él también me quiere. Es un modo peculiar, es muy a poquitos, es muy sensata su manera de pensar, su manera de vivir, su manera de hacerlo todo.
Nos compenetramos en todo. No nos gustan todas las mismas cosas, pero sí las importantes, y las otras podemos hacerlas con amigos o solos... porque no nos atamos.
Me encanta este chico. Me gusta un pelirrojo, un padre, un amigo, un francés, un loco, un cuerdo, un amante... me gusta él.
Y SOY FELIZ.
Feliz... idades!!!!
ResponderEliminarY yo que me alegro, oye!!! Un besote y a disfrutar.
ResponderEliminarMe alegro por ti. Ahora es cuestión de mantenerla.
ResponderEliminarSer feliz, ese añorado por mí sentimiento. Me conformo con leer sobre la felicidad de los demás de momento. Algún día seré feliz, aunque no creo que ni por asomo sea por el mismo motivo que tú lo eres. Disfruta cada momento.
ResponderEliminarMe alegro mucho :)
ResponderEliminarOle! Me alegro, guapa!! :)
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