Chica (futura mujer :-)), madre, fotógrafa frustrada, separada, hermana, amiga, trabajadora y pésima ama de casa. Adoro hacer punto, y pasarme horas en el ordenador, casi siempre sin dejar huella de mis visitas. Amo instagram, tumblr, y ver fotos de parejas enamoradas. Vivo en la montaña sin conexión a Internet, así que mis visitas serán escasas. Adoro twitter. Me encanta escribir. Y voy al gimnasio. Y nunca, nunca, estaré lo suficientemente delgada.
Por favor, no confundir a la escritora con la narradora.
Gracias.
¿Nos leemos, sí?

lunes, 16 de diciembre de 2013

LA FELICIDAD... ESO QUE NO ENCUENTRO.

Creo que hay personas que hemos nacido para ser infelices. Da igual las condiciones de vida que tengamos, no importa si nos da la espalda o nos sonríe, no es necesario tenerlo todo para ser feliz... porque creo que algunas personas no creemos en la felicidad. Porque ¿qué es la felicidad? Yo aún no la he conocido, sí transitoria, pero no se queda en mi vida a hacerme compañía... pero para siempre.
Tengo dos hijos sanos, pero no me importa, sé que en eso no está mi felicidad.
Amo a una persona, pero tampoco eso me ha dado la tan ansiada felicidad que busco.
Tengo grandes y buenas amigas, y tampoco consiste en eso.
Ya tuve una familia, y tampoco fui feliz así.
Ni siquiera fui feliz teniéndolo todo a la vez.

Y es que últimamente me veo en una tesitura en la que necesito tener una vida normal, y no puedo. No he pasado el mejor verano de mi vida, y por lo que se avecina, no voy a pasar el mejor invierno.
Quizá deba asumir que soy una persona enferma y que, como tal, la felicidad en mi cerebro no existe... o mi cabeza es demasiado exigente, o lo es mi corazón... no lo sé, pero lo que llevo buscando tantos y tantos años, simplemente, no aparece.
Quizá deba asumir que lo que yo llamo una vida normal, no existirá nunca para mí.
Quizá deba aprender que una vida normal NO existe.
Quizá deberé cambiar el "chip" y empezar a pensar que, a lo mejor, eso que yo creo que es la felicidad, no lo es para mí, aunque sí lo sea para otros.

Siempre digo que creo no ser demasiado exigente, que me conformo con lo poquísimo que pido, una pequeña casa, alguien que quiera a mis hijos como si fueran propios, alguien a quien ame como a mi propia vida, y ser correspondida. Tener lo que sea necesario para comer, vestirnos, y los gastos habituales de una familia, y un trabajo con un sueldo digno. No pido más. ¿Acaso es tanto?
Pero, ¿y si en realidad fuera feliz largándome de este país con tan solo una mochila, como hacen tantos? ¿O si fuera feliz teniendo un trabajo de 24 horas al día? Siendo algo torbellino, no parar excepto para descansar lo justo, no dejando para mañana lo que pueda hacer hoy.

Y si la felicidad consistiera en todo lo contrario a lo que he creído siempre que era la felicidad.
O si la felicidad fuera aquello de lo que siempre he intentado huir. 

No sé que es la felicidad... lo que sé es que no la encuentro por ningún sitio, y que llevo mucho tiempo buscándola.