Chica (futura mujer :-)), madre, fotógrafa frustrada, separada, hermana, amiga, trabajadora y pésima ama de casa. Adoro hacer punto, y pasarme horas en el ordenador, casi siempre sin dejar huella de mis visitas. Amo instagram, tumblr, y ver fotos de parejas enamoradas. Vivo en la montaña sin conexión a Internet, así que mis visitas serán escasas. Adoro twitter. Me encanta escribir. Y voy al gimnasio. Y nunca, nunca, estaré lo suficientemente delgada.
Por favor, no confundir a la escritora con la narradora.
Gracias.
¿Nos leemos, sí?

lunes, 25 de febrero de 2013

LO QUE TE DA LA VIDA

A veces la vida sabe a dolor, a sal por lágrimas que caen aún sin que quieras, a amargor en la garganta... no a mariposas, sino a gusanos en el estómago, a bilis, a ganas de vomitar, a angustia constante, a locura transitoria (o permanente). Sabe a tristeza, a añoranza, a pena verdadera, a frustración, a desencanto. A odio.  Sabe a fuego en las entrañas, a ibupofreno, a leche caducada, a pesadillas cada noche. Sabe a lejía, o a litros de salfumán en la boca, a ojos ciegos, a oídos sordos, a gritos que no salen de la garganta, a manos insensibles y sin tacto, a olor a estiércol. 
A muerte.


Otras veces, y no sé a quien dar gracias por ello... la vida te da alguna alegría y puede saber a palomitas de maíz con bastante toque de mantequilla, o a una coca cola fría. A tequila, a beileys, a piruletas de fresa, o a ositos de gominola. A cruasán. A café con leche, o a bombón, a alegría, y a paz. Sabe a felicidad, a sonrisa, a ojos marrones alegres, y a labios rojos. A mofletes rojos como las manzanas, a pelo rubio como el sol, sabe a amistad y a amor a raudales. Sabe a abrazos sin precio, a nubes con formas para imaginar, a una hoguera en un día frío. Sabe a sol rozándote la piel. Sabe a chicle, o a una ducha caliente después de pasear bajo la lluvia fría. A mar, y a arena. Sabe a saltos de alegría, y a regalar besos, sabe a gente que, aún sin conocerla, te hace sonreír. Sabe a cosas bonitas y bellas. Sabe a olor de hierba recién cortada, a chocolate, a pizza, y a café frío. Sabe a un cigarro en caso de necesidad. A un  "te quiero" dicho despacio en el oído, sabe a besos robados o a viejas películas míticas, a sueños con prados verdes, a paseos por el campo, a la caricia a un bebé, o a la caricia que te da un niño. Sabe a tu lengua caliente, o a una mirada que lo dice todo, a una canción que, curiosamente, habla de ti, al consuelo de una amiga, a sentirte bien, a estar cómoda leyendo un libro, a unos calcetines de lana, largos, en un día fresquito... 





La vida, a veces, te da regalos. Aprovéchalos todos. Sobre todo, aprovéchate de él, ahora que está aquí.


martes, 19 de febrero de 2013

¿NORMAL? ¿DEL MONTÓN?

Dirán que eres normal, que eres del montón... pero claro, siempre hay una excepción, y no hay nadie que te vea como yo.

Me gusta ver tu pelo, mojado, después de una larga ducha... conmigo, o seco pero mientras lo revuelvo entre mis dedos.
Me gusta ver tus ojos... cuando me miran, o cerrados mientras hacemos el amor.
Me gustan tus palabras cuando me han perdonado una y mil veces, y cuando dicen piropos.
Me gustan tus labios, sobre todo cuando están apoyados sobre los míos, también cuando me besan cada centímetro de piel.
Me gusta tu lengua, mientras roza mi paladar, y mis hombros, y mis brazos...
Me gusta tu barba, raspando mi abdomen.
Me gusta tu cuello, lleno de chupetones hechos, por mí, en momentos de lujuria.
Me gustan tus pezones mientras los muerdo, y tus pechos mientas los retuerzo entre mis manos.
Me gustan tus manos mientras cogen mis caderas y me ayudan a moverme en círculos, encima de ti, mientras  acarician mi espalda, mientras me tiran del pelo, mientras reposan en mi trasero.
Me gusta tu entrepierna dentro de mí.
Me gusta el sabor de tus muslos, recorrerlos con mi lengua, y sentirme morir de placer.
Me gusta cuando me acaricias entera, de arriba a abajo, desde la cabeza hasta los pies, rozando con un solo dedo mi espalda.



Dirán que eres normal, o del montón... porque no te conocen así.

viernes, 15 de febrero de 2013

IMAGINA...

Imagínate en la nieve... sin la ropa adecuada, o incluso sin ropa, con ese frío que se te mete por dentro de los huesos. Te destemplas y no eres capaz de entrar en calor sin una sopa bien caliente, o una infusión.

Imagínate tumbada en el hielo, desnuda, como una tortura. Puedes sentir como el hielo se clava como agujas que traspasan tu cuerpo y puedes llorar del dolor. Llorar lágrimas congeladas. Solo piensas en un rayo de sol, en alguien que te rescate y te tape con una manta, y te abrace desnudo para que entres en calor lo antes posible.

Imagínate un día de lluvia, sin paraguas, sin nadie a tu alrededor. Todo está cerrado y no puedes refugiarte en ningún sitio. Estás calada y aún te queda mucho trozo que debes hacer andando hasta llegar a casa. En tu mente solo ves una bañera de agua hirviendo.

Imagina que eres una tripulante del Titanic, que te has caído a esa agua congelada, y que nadie escucha tus gritos de socorro.


Imagina que estás en la nieve y viene alguien a templarte, con una sopa caliente o una infusión casi hirviendo.
Imagina que viene ese alguien a sacarte del hielo. Imagina que se desnuda y se envuelve junto a ti en una gruesa manta rellena de plumas para transpasarte su calor, y que vuelvas a tu temperatura lo antes posible.
Imagina que llegas a casa y que tienes una bañera de agua hirviendo y con espuma, preparada para ti, imagina, que alguien te rescata de las frías aguas del océano.

Imagina una hoguera.


Imagina un rayo de sol.




Ahora solo tienes que saber... ese alguien, esa hoguera, ese rayo de sol, es lo que es él para mí.

martes, 12 de febrero de 2013

LO LOGRARÉ

Algún día podré hacerlo... 

Lograré bailar contigo, en la calle... concurrida o vacía, eso es insignificante, lo que importa es que bailaremos juntos, y cuando lo hagamos, tú podrás elegir la canción.

Algún día lograré darte las gracias por todo sin derramar ni una lágrima. Por ser mi salvador, mi consejero, mi profesor, mi amante, mi amigo, mi calma, mi olor preferido. Te daré las gracias también, como siempre digo, por tu infinita paciencia conmigo, por tus respuestas, por tu atención, por consolarme y tranquilizarme siempre.

Lograré, algún día, pedirte algo, sabiendo que la respuesta será un sí.

Lograré llamarte de esa forma que tanto me gusta a mí y que a ti tanto te disgusta, pero como me sentiré orgullosa la diré... sin parar.

Lograré que te sientas orgulloso tú también, que me mires con esos ojos que ahora no reconozco (aún). Que me felicites por mis logros, lograré igualarme mínimamente a ti.

Lograré que te vengas conmigo... lejos, muy lejos, o quizá cerca, demasiado cerca... pero conmigo.

Lograré hacerte feliz... de eso no tengo dudas.





Pero seguro, que algún día, lograré bailar contigo, en una calle...



domingo, 3 de febrero de 2013

DORMIR

Abro los ojos como cualquier noche de estas que, a las 4:00 me despierto suavemente, como si ya entrara el sol por las persianas, pero no, al menos aún faltan cuatro horas para eso. Me siento rara, incómoda, tengo miedo porque estoy desorientada. 
Cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad y pueden ver algo a través de ella, veo una pared que no es la que estoy acostumbrada a ver... ¿qué pasa? 
Me giro y me pongo boca arriba. El techo que veo tampoco es el mío, esta no es mi casa, y en mi espalda noto que tampoco esta es mi cama, ni este mi colchón. Estoy desnuda como cada noche, pero sin embargo, las pocas mantas que me cubren no me dan el calor que necesito. ¿Por qué?
Empiezo a recordar... la lámpara del techo me es familiar, y también recuerdo que lo era el color de las paredes que hace un momento acabo de ver... pero sigo sin entender que me está pasando, ¿seguiré soñando?
De repente, noto una respiración a mi lado... y ahora, todo me cuadra y es que anoche decidimos dormir juntos por primera vez.. me giro para mirarte, estás tan bello dormido, casi igual de bello que despierto, pero con esa cara de niño que nunca pones despierto... Veo tu pelo rizado rozándote la nuca y siento envidia, porque es ahí donde yo pondría mis labios en todo momento, día y noche. 
Acaricio con cuidado tu pecho desnudo, y me excito con el primer roce de mis dedos con tu piel. Qué lástima que estés despierto, qué lástima que necesite verte dormir...
Estoy así un rato largo, no sé si pasan 30 minutos o 3 horas, pero te acaricio todo el cuerpo, sin que tú ni siquiera te muevas, te beso la espalda desnuda, y hasta te lamo esa nuca en la que quería colocar mis labios.
Cuando siento que he rozado cada milímetro de tu piel, te susurro al oído "¿me coges? Tengo frío". Te das la vuelta, mecánicamente, pasas tu brazo por encima de mi cuerpo, me besas en la cabeza, y me dices con voz dormida: "claro que sí. Te quiero".



Y yo, como siempre que me dices eso, siento que muero de amor. Muero de amor por ti.

viernes, 1 de febrero de 2013

FRUSTRACION

Me frustro. Me frustro mucho cuando no comprendo algo... y ahora mismo hay mucho que no comprendo.
Sobre todo a mí misma. 
Soy capaz de hacer promesas que algún día tendré que romper, cuando no he sido yo nunca nada de eso... 
De repente... tengo ganas de mandarlo todo, pero todo a la mierda, y fugarme lejos, tan lejos como para no poder volver en mucho tiempo... y aprender a echar de menos, aunque en realidad, no sé si a eso se aprende o una se resigna.
Lo de Francia sigue en pie, pero soy una cobarde... y no sé si podré despedirme de la gente que tengo aquí sabiendo que me voy sin billete de vuelta (aunque es probable que vuelva en poco tiempo... o no).
Tampoco entiendo por qué tengo que hablar de todo, confesarlo todo, dejarme llevar... nunca por mí, hacer las cosas que a otras personas les parecen oportunas cuando a mí me parecen una absurdez.
Y no, esta vez, no hablo de amor, aunque no creo en el amor a distancia.
Hay cosas que, una vez empezadas, no tienen marcha atrás, y yo tengo demasiadas cosas empezadas, y están muy dentro de mí, pero aún así, quiero huir.
No creo que la cuenta corriente me lo permita, pero tengo que irme. Si solo puede ser Francia, será Francia, si puede ser otro sitio, lo será, lo que sé es que necesito escapar, huir como los cobardes cuando están entre la espada y la pared, no dejarme arrastrar por la corriente, llevar mi propia vida sin que nadie me necesite, y si me necesitan, tendrán que aprender a convivir con ello, porque yo no estaré.
Tengo que irme... es vital para mí.
El caso es que las despedidas aún duelen más que la frustración, y más si te despides mintiendo, como va a ser mi caso. Se supone que volveré en unos días, pero sé que no será así... esa será mi prueba a superar, y si la supero, diré adiós a España para bastante tiempo.
La distancia causa el olvido y, si no el olvido, al menos, dejar de pensar tanto en las personas que te acompañan en este viaje que es la vida. Lo que confío es olvidar yo... y que se me recuerde mucho, y muy bien...


Pero es algo necesario, necesito salir.